Pasaron los días pero no sus ganas de quererse... Pero eran amigos, sólo eso.
Habían pasado dos años desde la notita y seguían tan unidos como siempre. Pero un día, en el recreo, ella le contó una mala noticia:
-Tengo que contarte una cosa.. El otro día escuché a mis padres hablar sobre el nuevo destino de mi papá, y creo que nos vamos del pueblo... quizás no vuelva más.
Él, al escucharlo, sentió un dolor en el corazón insoportable y le contestó, con un nudo en la garganta:
-¿Qué..? ¿Cómo que te vas? no puede ser..
-No puedo hacer nada, el trabajo de mi papá es muy importante.
-Pero..
De repente, le salió una lagrima que le recorrió toda la mejilla. Ella, muy tranquila, cogió su pañuelo de Barbie y se lo secó.
-No llores más que los niños te van a llamar llorica..
-Me da igual lo que me llamen, no quiero que te vayas..
De repente quedaron enmudecidos. Sólo se miraban. No les importaba su alrededor, sólo ellos. Era el momento perfecto. Él se inclinó lentamente para besarla cuando de pronto, sonó la campana. Ella lo miró, le sonrió y se fue para su clase. Él se quedó allí, pasmado, tan impotente..
Tres días después, ella se marchó..
Continuará...
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