Lo dejé ir y con él una pequeña parte de mi... quizás y sólo quizás, una pequeña parte de mi corazón también. Permití que durante ese periodo de tiempo fuera dueño de aquello de lo que temo ahora, de mi corazón. Al igual que él dejó que yo poseyera el suyo.
No diré que fue un error. Eran nuestros deseos en esos instantes de felicidad. De amor, de ceguera tal vez. Incluso de inmadurez. "Siempre pierde el que quiere más"? NO LO CREO.
En la guerra, en nuestra guerra, no existe un ganador.. sólo perdedores:
Nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario